Una vez hecho este matiz decir que la primera de las lógicas se denominará “humana”, porque antepone el estómago de las personas que debería prevalecer a cualquier otra premisa. La segunda es la “lógica del mercado” y es la que imponen con calzador los poderosos y sus políticos. Para ésta el centro del universo es el mercado, que debe ser totalmente libre de ataduras y obstáculos porque se basa en el principio metafísico de que el mercado es capaz de autorregularse, o como se dice metafóricamente, existe una especie de mano invisible que repartirá el pastel de forma justa y equitativa.
Para la “lógica humana” -defendida por el que escribe- el problema de la crisis de los precios tiene su origen en “manos visibles” del mercado cuyas operaciones bursátiles, sin ser armadas, son socialmente más criminales que las bombas del cadáver Bin Laden; por tanto, las soluciones deben encaminarse a frenar los abusos de este mortífero segundo eslabón de la cadena. Para la otra lógica, el mercado es un ente intocable que por dogma de fe debe ser libre a cualquier precio. Los idealistas creen las propiedades sobrenaturales de su autorregulación filantrópica, mientras que para los pragmáticos el mercado es una manera de forrarse y por eso no quieren regulación, salvo cuando les interesa para lucrarse más si cabe. Bajo la “lógica del mercado”, que es la que se ha impuesto, la causa del incremento de precios tiene su origen en los países exportadores e importadores (eslabones primero y tercero), es decir, en la humanidad misma.
Vicent Boix. + El Parque de las Hamacas