Yo quería tener un papá como todas las demás, que me hiciera fanática del box o la poesía, que fuera por mí a la escuela y repasara conmigo las tablas de multiplicar; un padre de ir al cine los domingos, con fotos de la juventud y que me mostrara el mundo.
Debo decir que todas mis relaciones amorosas han fracasado. O mejor dicho, las fracasé con este carácter confrontativo que no conoce saciedad en mi vida. Admito que he buscado amor paterno con horrendos seres que evidentemente no pudieron corresponderme. Aprendí a bajarme los calzones desde muy chiquita para que una versión de padre me amara, ya gocé en ello. Es hora de contarte papito lindo que voy comprendiendo cada vez mejor que no me amaste y ya. Te valió verga y ya. También quiero decirte que necesito despegarme de la piel tu impronta y tu linaje. Quiero romper contigo este contrato no firmado y a todas luces visible porque no puedo cargar más el peso de ser tu hija abandonada, la no amada, la cruel mujer asfixiante que suelo ser. Por una vez en el universo, y por ello manifiesto este breve escrito, necesito no ser tu hija nunca más, necesito echar al fuego y ver arder ahora mismo la vaga noción que tengo de ti a un costado de mi apellido. Que así sea. Cumple tu tiempo y ándate a la chingada.